Botellas al mar

en un cuello de botella concurren palabras,
todas con la ansiedad de salir a flote,
de éste bote sin quilla,
de esta barcaza de sombras
que se impulsa con el sol.

Hace tanto Soledad Abuela,
que no te escribo,
que no revivo tus manos de arruga,
hermosas venas azules que transparentan los recuerdos
y los acuerdos secretos
que hicimos hace tiempo.

te contaré pues en ésta botella al mar de los silencios,
que sigo sobrio, subsistiendo, creando mi camino,
que voy más ciego, simple y sin complejos,
que me ausento por momentos
y simplemente me despejo,
a volar en un cielo limpio
con puños pendulares.

sé que el oxido del plomo
es el oxido de olvidos,
ávidos de salir a flote,
 a la memoria que llevo grabada.

sé que hay cosas por las que hay que luchar,
también,
que no todo depende de mi
y que me enseñaste a ser cimiento
y si miento, no es por devoción.

tengo poco más de lo que me dejaste,
bastantes y bastas nuevas historias,
que he perfeccionado mi paciencia
y que me ausento por prudencia.

tu nieto es enorme,
cada día somos más un buen espejo,
 y me alejo innecesariamente,
pacientemente para verlo sonreir
y si
sé quise haber formado una familia,
tal cual, prototípica,
ejemplar y dar lo que no tuve.

mal elegí mal me eligieron,
no me arrepiento y agradezco,
que su vida me de vida,
que su suerte me de suerte
y poder tranquilamente caminar.

Soledad abuela,
sé que me derroté de varios sueños,
que sin pretensiones ando día a día,
y que podría, pero no me llama otra vida
más que ésta cómoda que tengo hoy.

sigo como tu,
habitante de nostalgias,
en honestas,
 vagas damas que me gustan,
y si me asustan,
esas posibilidades imposibles,
de no abrazar una cintura
que sea mi cura,
ya ves sigo creyendo
o sabiendo que sin desesperar en la que vuela..

si aún soy fotógrafo
y me quejo más
y me siento luego,
a ver el agua sucia
rodar en janto que es mi bici,
pensar en calma
respirar al alba,
pero bien estaré esperando,
para verte.


pero tendrás que ser paciente,
no pretendo verte todavía.