Para
Alex R.
14
de febrero 2009
A la
partida de un compañero, un buen amigo,
Hoy
descansas, de tus demonios, de tus miedos, de tus culpas....
ayer
o antier no lo se de cierto te escapaste, como humo, tu esencia escapó de tu
cuerpo, por la boca enfermaste, y esta misma se negó, te negó a sanarte,
hace casi cinco años amigo, hace cinco años hermano,
Te escapas, como humo,
hermano, te escapas al viento, te escapas a tiempo… o… del tiempo.
ayer te colgaste,
y no de los recuerdos, o quizás si, tal vez de tus culpas, te colgaste y
no del teléfono, lo hiciste y en llegar, te colgaste de algo, ni siquiera
sé que fue, o de que fue, solo sé que del cuello, ahorcando así tu dolor,
tus penas, tus alegrías, tus logros, mi gobernable ingobernable, tu, todo
tu te colgaste, ayer hermano, dejaste caer tus manos, pendulares,
si las mismas que me tendiste cuando yo volví a caer al abismo, así como
cuando llegue de el por primera vez, cinco años suena poco, cinco años bastaron
para conocer a fondo al señor rubio, y es que tantas veces me tendiste la mano,
y tantas te preste mi hombro, pero no llorabas, solo hacia adentro…
No pude, créeme no puedo, y
tal vez nunca, no soporto ver un muerto, y menos cuando este me
pertenece, cuando con esa muerte algo adentro también perece, cuando sé
que pude haber hecho algo, quizá un poco más, eras humo, eras viento señor
rubio, eras yo, no eras nada, tengo miedo señor rubio, de caer igual que
tu, concluyes tu enseñanza de maestro, concluyes con tu vida una última
lección, se ahogan tus gritos y tu llanto, se ahoga todo como un vaso lleno de
alcohol, te ahogas, en recuerdos, te ahogas y no ahorcas te vas, mueres,
desapareces, te borras, adiós.
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