tenemos los dedos rotos,
que pretendieron atarse.
queremos,
retener el agua,
tapar el sol,
y no quedan
(por que ya no quedan)
ni la mitad,
de las letras de ayer,
tenemos dos
pronombres personales,
en ajena persona,
y se enajena,
se vicia y vacía,
lo que antes se conjugaba,
pero solo tenemos las manos rotas,
que reniegan tomarse,
fraternalmente enemigos.
No basta con recitar
"fue distinto",
por que las sombras nunca nos dejaron ir,
cada quien carga una cruz,
paga su peaje.
estoy tan cansado de despedirme,
como tu de musitar mi ausencia,
estamos tan cansados de arrastrarnos,
que nuestras espaldas tienen las llagas
innecesarias,
de viajar atados...
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