no me importa morir un día,
despertar en otro,
ir saltando
incesantemente
la constancia del tiempo,
el cual es un recuerdo tenue,
que mi misma ceja va negando,
y estoy cansado,
pero estoy contento,
si, también lo estoy,
de llevar siempre tatuada
en mi risa la sonrisa del jaguar,
a la muerte en la espalda,
y la rosa del viento en la frente...
un colibrí, un hada...
no me importa morir un día,
un deja vu,
en cualquier esquina,
no me importa
si y solo si él vive a mis pasos,
y vive en calma por supuesto...
tengo un dogmático
(asintomático)
síndrome...
Pero como no ser buen actor,
si el papel principal de mi cuento,
me mantiene vivo,
cuerdo....
me acuerdo,
para mantenerme en pie,
y no ceder al abismo.
infinito que veo diario,
en otros,
y aveces en los propios ojos...
a veces deserto de seguir escribiendo por que duele
cada día
encontrarse un poco...
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