volé con aves crueles
desnudé las pasarelas de espinas.
esquinas sin tocar del pasado,
arañé el tiempo,
deshice el viento,
sin volar...
o tragar,
más que el orgullo,
de ser poco y de ser alguien,
quemarme las manos con hielo,
helar mis ojos de fuego
la sangre besó obsidianas,
con puntas de maguey,
incrustadas.
viajo en
corcel gris
metal
de un liquido mercurio,
con más vida
que una parvada de sin rostros,
médicos de la peste
en cada crucero
camino
y los susurros son débiles,
los descarnados torpes,
los monstruo, bellos...
así pues,
me amamanté de asfalto y rocas,
nací en un arenal,
manantial de cristal
hoy es sangre,
liquido de frenos,
solía correr sin sentido para llegar a ningún lado,
ahora evito el carruaje,
ya no arriesgo más
que el ajedrez,
donde no hay peón ni rey,
la piedra se rompe en donde nace el cielo
la sangre besa un corredor obsidiana..
así nació el viento de la tierra
Barcasa
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