sábado, 28 de diciembre de 2024

cartas a Balam

 recuerdo una etapa en la secundaria, leía mucho, menos que tu tío que devoraba libros, descubrí por una tarjeta de 14 de febrero un poema de Benedetti, por ende, a benedetti... me gustaba Paco ignacio taibo II, llegó Galeano, de quién sigo siendo fiel devoto, despúes, Milan Kundera... no recuerdo mucho de Kundera, de él leí mucho, no recuerdo demasiado de lo leído, pero recuerdo las sensaciones, clavarme hasta llegar a la terminal de autobuses afuera de la ciudad y esperar que el mismo bus saliera de regreso. cuando me dio el primer brote de esquizofrenia, se hizo una costumbre con tu abuelita, yo le leía en voz alta, ella me acariciaba los pies, leímos mucho del boom lationamericano, cuentos sobre las comunidades del méxico rural... siempre he sido de ciudad, pero tuve una fascinación por el campo, tan bello a los ojos de mi imaginación... después, libros de fotografía, esos los devoré, las sensaciones que me causaban las imagenes fue algo que quise recrear, retratar desde las emociones, a veces aún hago éste ejercicio, toco mi pecho, mi frente y mis ojos cerrados, echo la mano al aire como arrojando algo, lo hago cuando estoy frente a un paisaje que me conquista, un tributo, un ritual, un unificar la mente, el clorazón y los ojos... quizá sirva para tomar mejores fotos, quizá no, no me corresponde el juicio del resultado, me corresponde la intención de crear y creer que algo bueno puede ser consecuencia de esa busqueda unificadora de algo que tengo desconectado generalmente.

me gustó mucho la poesía, un par de películas, otro par de libros, donde encontré respuestas que compaginaban mi sentir, que alguien pudiese expresar lo que mi corazón sentía... en fin, ahora leo uno de Cristina Rivera garza, es muy bueno... cuando la vida fue difícil me anclé al amor, como una fuga a la realidad que me aplastaba, quizá no debí aferrarme a ello como el naufrago a la tabla, lo cierto es que estoy aquí, vivo, con un amor distinto y buscando en la distancia no amar desde el dolor o la necesidad, he reflexionado mucho, tengo una basta teoría del autoconocimiento, pero en la praxis, todos quedamos cojos.

empezó mi conexión con la música, ahora que estás de viaje tiene días que no prendo la televisión, pero he andado en bicicleta, me llevo los audífonos... en el inicio fue la luz, en medio de la oscuridad, el soundtrack de amores perros, el de matrix, the wings y paul mccartney... ahora leo más lento, esucho música muy diversa, ya no hay ska a las siete am, ni un estéreo para fugarme en altos decibelios de mi propio pensamiento, pero si sigue el sentir, de la existencia tan vasta. sin la música no sé, no podría existir, aunque no toco ni el pandero,.

hay cosas, hay artes que dan un instante estético y uno, con sus limitados saberes con las nulos talentos, solo puede admirar, con voluntad, lo que la humanidad puede crear. por eso te admiro, te veo cargando tu guitarra en la espalda, y siento eso que te dije en otro momento, que mi existencia menguada y pobre, sigue, seguirá otro tiempo en ti, como una continuación de la vida, de mi vida, y aunque sé, que eres un ser independiente, un individuo, con sueños, pensamientos, saberes y preguntas propias, me siento contento, orgulloso, satisfecho... 

te gusta el rock, y te caga el reguetón, no sé, me palmeo la espalda y digo, algo hice bien, y no tengo ni puta idea de qué fue... fui muy triste mucho tiempo, no me gustó permanecer en el enojo, es muy cansado, me desgastó el alma, más de una vez quise morir, más de dos me quise matar, hay una pulsión de vida, otra de muerte, con la psicologa hemos llegado a una interrogante, que aún con mis actos, kamikaze, la pulsión de vida ha sido mayor... y estoy vivo, ya es algo que celebrar. 

fui muy miedoso, tanto que me pasmé. te diré una historia, mi amigo Vicente, el curro, como le dicen a los pollos chiquitos, lo estaban golpeando, yo ya iba en karate, tuve miedo, me pasmé, wulfrano corrió y soltó una patada voladora de dos puñetazos le quitó al otro chango y ellos corrieron, me reproché por tener miedo... me sentí en deuda, a veces las deudas no se pueden saldar con las personas que querríamos, al curro lo matarón dos años después, tres balas en el pecho, no rercuerdo más, fui al funeral al velorio, aprendí a como me enseñaron a tragarme el dolor con caña... no es lo más sano, aún sabes, no sé cómo es que sigo sobrio, o vivo, o entero, bueno casi entero, pero hay algo que valoro más, que el estatus social, las preseas académicas, las  posesiones... y es la voluntad, los seres que más aprecio, han salido de momentos de dolor sin buscar la crueldad, son pocos pero importantes, sabes, por eso cuando me contaste lo de patear la corva y meter un librazo en la cara, a quienes le hacían ca,lzón chino a tu compa, si, me sentí orgulloso, y quizá no debería ser, pero es... te diré y ya sabes que buscar ser un ser protector tiene bien satisfacciones, y serias desventajas, pero si algún día tienes preguntas sobre ello me gustaría relatarlo... ya no busco pleitos, ni los provoco, tu me conoces, recuerdas cuando el chango ese nos sacó la pistola? en fin... no te diré que acaricies tu miedo o te despojes de él, tu sabrás que hacer con tus fantasmas y es válido.  ésta quizá no es la carta de siempre, con mis saberes condensados, quiero mostrarte ya, un poco del dolor que me colma, no, no pretendo lástima, ni admiración solo decirte que es posible, seguir buscando sanar rencores y la plenitud.

 sabes que no creo en un dios todopoderoso, unificador, benévolo o vengativo, pero creo en la fe... cuando soledad murió, mi abuela, mi agüe, fue la segunda vez que batalló contra el cáncer, la primera la habían desahuciado, echale cal y tírala a la orilla, qué paciente sigue? tu abuelita estuvo ahí, ellas recibieron la noticia, no sé que sería vivir eso, pero sé que se palideó, qué hacer ante la impotencia innegable ante la finitud de la vida? no sé, no me preguntes eso, solo sé que no creo en dios, pero, creo en la fe de mi abuela, no sé, rezó, se encomendó, pactó... aguantó, un año de quimioterapias su cuerpo de nardo se emblanqueció, tuve miedo, mucho... pero vivió, re vivió y la vida fue distinta para ella, para mi, te podría describir sus canas sus ojos, sus lentes, sus manos llenas de venas... pero no el olor de su pelo, esa seguridad de un abrazo y que me apretujara los cachetes... creo en su fé. esa fuerza del espíritu que también llaman voluntad... abuelita me cuenta poco del viaje, pero la siento orgullosa en esa similitud solidaria de procurar dar amor a través del cuidado, de la protección de saber dar la seguridad de que no sé sabe qué hacer, pero lo que se hace se hace en conjunto.


te podría relatar el mes, el año, pero mi resumen va a estar contigo y abuelita a las dos de la mdrugada viendo barcos en el malecón... hace mucho amé a tu madre, después estuve muy enojado con ella, hace tiempo que no odio ni amo a tu madre, pero sé que le tengo la gratitud de darme un lugar al que llamar hogar, tu pecho es mi casa, tu existir es mi causa, y quizá por añadidura el efecto es estar con la voluntad, de seguir andando y anidando donde siempre debí estar.


te ama tu padre viento.






cartas a Balam

 recuerdo una etapa en la secundaria, leía mucho, menos que tu tío que devoraba libros, descubrí por una tarjeta de 14 de febrero un poema d...