jueves, 4 de marzo de 2021

no sé cómo nombrar ésto



¿qué es ser un hombre?

En la tarde recibí la llamada, "Oye fulano se puso mal, agarró la carretera para su pueblo y a medio camino le empezó a doler, está varado en el puerto y no puede manejar, va con sus niños y su pareja" hace poco más de medio año me hice la vascetomía, así como él hace unos días, le dije que no era prudente que manejara, aunque es una operación poco invasiva, como toda intervención debe tener ciertos cuidados para evitar complicaciones, no hizo caso y lo entiendo como hombres no habituamos hacerle caso a los doctores y deslindamos nuestro cuidado a nuestras compañeras, desde hábitos de cuidado básicos como las rutinas de aseo personal a las hogareñas, el cuidado personal es permeado por todo un imaginario que nos lleva a cuestionar poco y deslindarnos de las responsabilidades sobre nosotros, cuando tenemos una compañera habitamos infantiles papeles en que esperamos de la pareja un cuidado casi materno. La decisión de la vasectomía, me fue difícil, pensé que no podría una pareja tomarme para una relación seria, pensé que quería formar una familia nuclear, aunque ya no tenga condiciones económicas para ello, pensé en muchas cosas, ninguna realmente tiene sentido.

si bien tenemos muchos privilegios y a éstas alturas en que la opresión que hemos tenido consciente o inconsciente se hace presente con la necesaria rebeldía femenina, sé que ellas hacen su trabajo, generan espacios de sanación, de concordia, de cuidado entre muchas, aún con sus divisiones por los motivos que sean, desde el acoso callejero a temprana edad, a violencias mayores, es algo que debemos replantear. Pero, ¿nosotros qué? reconocernos frágiles ante otros hombres es difícil, tenemos una crisis constante al saber que esa fragilidad que tenemos es permeada por nuestra propia falta de saber comunicarnos entre nosotros, de forma auténtica, como hombre he llorado poco ante otros, nos transgrede el amor y ternura entre nosotros, a veces es más violento el cariño, es aterrador, y a veces la única forma de defender esa ternura es de forma violenta. Me gusta dar abrazos y aprender a hacerlo y dar un beso en la mejilla a otros hombres ha sido primero difícil por mis propios tabúes, aquellos cercanos han aceptado esa licencia conmigo, y siempre hay una tensión que se genera alrededor, nos miran violentos, violentados, por una acción de ternura, de amor.

¿cómo está?  " dice, que aún vive" llegamos a su encuentro veinte minutos más tarde, no podía mantenerse erguido. no quejarnos de el dolor es síntoma de ese abandono personal, no sabemos decir que nos sentimos mal, no sabemos expresarlo, va de lo físico a lo emocional, impreso por una gran gama de omisiones, desde la comunicación a la expresión. Como muchos hombres que se sienten vulnerables  he tenido que instruirme en la violencia y he sido violento, en ésta victimización siempre busqué motivos para tener la razón de mi lado cuando debí ejercer uno de esos actos. Y si, lo admito no me gusta, la sensación de temblar ante un congénere, de querer llorar por no querer pelear, pero a veces al final lo he hecho, golpearme con otro hombre que también quiere llorar, pero debe reafirmar su masculinidad, y al final estamos rotos y con ganas de, pero sin poder llorar.

nunca he tenido miedo de ser violentado por quienes han sido mis compañeras, la amenaza física constante son otros hombres, justo antier un tipo se bajó de su auto después de no querer dejarme pasar, y ya sabes, echar luces, acelerar, cerrarme el paso "mira, no me voy a pelear contigo" él no esperaba esa respuesta, se quedó desarmado, no quiero pelear, ya no, estoy harto de tener que hacerlo sin entender bien porqué.


A mi mejor amigo de la secundaria lo asesinaron a balazos, por chocar el hombro de otro hombre,  marcamos territorios desde calles, hasta nuestras parejas, en la época del poseer, nos hemos hecho desechables, como las bolsas de plástico.

 ¿porqué no querer habitar la insanidad de patrones? ¿porqué preferimos matarnos y matarlas? porque habitamos privilegios, aunque no creo que sea tan sencillo englobarlo así. Educar y reeducarme no me será sencillo. En la redacción de un periódico tuve un punto en que me quebré, una mujer de vestido rojo en la cuneta de una carretera, pensé en lo que vivió Nadia antes de ser asesinada, pensé en lo cotidiano que eso es. me cuesta ver mi propia monstruosidad, reconocerla. me cuesta decir, que soy un hombre que mide 1.75 centímetros, que se siente frágil, que ya no quiere tener que defender, violentamente, la ternura. ah y que no sabe cuidar de si mismo.


 con el tiempo la vida no se vuelve de uno, uno se devuelve a la vida a dar un poco de lo que recibe, y en ese afán de gratitud, uno se hace...