martes, 11 de febrero de 2020

anónimo



no hay palabra absoluta,
y yo solo tengo ésta tristeza complicada,
tengo niebla en la memoria,
solo así aprendí a vivir,
llevo cargando olvidos,
olvidé los nombres y las risas,
las cartas, 
las fotos,
las amantes,
por tanto,
las amadas,
llevo olvidando a mis muertos,
décadas de amor,
llevo mi búsqueda de presencia,
en la persistencia.

He buscado ser solidario,
con las causas y con los justos,
y vivo con la intensidad de fuego
como ráfaga de viento,
he cargado mis ojos de mar,
para echarme a andar.

pero,
no hay silencio absoluto,
y me convenzo del olvido,
de las cartas y las fotos,
de las amantes y las amadas,
he olvidado por tanto los sueños rotos,
aunque me acechan el insomnio y las pesadillas.


soñé que nadaba en su sonrisa de plata,
y no supe nunca quien era,
o si en alguna de ellas,
si fue ella,
por eso  me cansa éste desvelo,
que devela la mayor tristeza,
que se apaga y se arropa,
mi deseo de amar.

ésta noche sueño con muertos,
con cádaveres y niños,
 jugando

he buscado para hallarme,
pero resulta que siempre estoy un poco más allá,
que no me alcanzo,
que no me basto,
me he hallado,
perdido
y me he callado el olvido,
de mi propio nombre,
y tengo miedo de olvidar,
qué es amar.




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