lunes, 5 de octubre de 2015

Esa, la del alma



que he vivido y he corrido,
como desesperado al precipicio,
que he volado, que he querido,
que he amado y me han amado,
que destruí, construí,
me deshice,
me reinventé un mundo,
me hice nudos;
en la garganta y en la ropa,
phe enmendado la palabra,
porque leí,
que la palabra es la vestimenta del alma.


creo en que se puede alcanzar el horizonte,
en la fraternidad,
pero por sobre todo creo,
que un ciego
si puede guiar a otro ciego.

supe que para volar había que aprender a caer,
más de una
 vez más de cien,
más de eso me he levantado,
sé que el tiempo no perdona,
que me ha hecho frágil,
con un cuerpo vulnerable,
pero sigo creyendo,
que la respetable,
falta de experiencia,
es el mejor escudo.



aún creo en el arrojo,
en el ímpetu,
en el viento.

aún creo en el arropo,
la fraternidad,
el tiempo.

creo y sé,
que andar erguido no siempre es andar recto,
y lo correcto,
es la desnudez del alma.



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