miércoles, 12 de agosto de 2015

al amanecer

te vas,
tomaste el bus hace unas horas,
y yo acá,
atípico,
pensándote.


Hace días que tengo un olor a óxido en los dedos,
he visto otros ojos,
les habita una tristeza inusual,
como quien mira a un fantasma,
 que aún no conoce su muerte
Y hay tantos rostros sin nombre,
tantas fosas clandestinas,
tanto silencio.

hay tantos nombres rondando,
y tantas como velas encendidas,
 en los campos de niebla, miro fantasmas blancos,
 regresando a casa.

dicen que vivo se hunde,
pero que muerto flota,
dicen
y aquí estoy,
lanzando aviones de papel al abismo,
botellas selladas para que te llegue mí canto.

He visto al miedo a los ojos,
le pude sostener la mirada,
encendí un cigarro,
desperté entre tus piernas,
casi decidido,
(como siempre)
a huir antes del amanecer.


A ratos me digo,
se acabó,
el odio le ganó a la razón,
nada tiene sentido.
pero a ratos revivo,
me explico que el mundo gira
y yo con él,
y que mi mente vira,
para toparse a mil recuerdos,
que vale la pena,
lo que vale la vida.


Los observadores silentes te miran curioso
y pareces ser un animal herido,
de circo herido,
de muerte,
herido,
pero siempre vuelvo al amanecer,
para renacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Balam

  Nunca había visto los ojos de tu abuela de forma tan profunda, estamos en el hospital de la ceguera,veo las venas de sus ojos que se asoma...